El maleficio del mal aliento

Alrededor de 90% de la población no tiene una buena técnica de cepillado. Mala alimentación, estrés y poca disciplina son la combinación perfecta. Sin embargo, resolvemos el problema

Entre mujeres, ¿a quién no le gustaría besar al príncipe azul?, perfecto en todo sentido, pero que tenga mal aliento. Ahí, quizá lo pensarías dos veces. De muchos es sabido que el mal aliento se puede ocasionar por una deficiencia del cepillado dental o mala higiene. Sin embargo, lo importante sería encontrar todas las causas de este maleficio. Está comprobado que alrededor de 90% de la población no tiene una buena técnica de cepillado, y si a esto le añadimos una alimentación deficiente junto con las cargas de estrés que enfrentamos en la vida cotidiana o alguna condición física que nos afecte, podrá ser la combinación perfecta que lo desencadene.

Se dice que la cavidad oral puede almacenar cientos de bacterias (incluso hasta más de las que hay en el inodoro). Sí, lo leíste bien, ¡muchas más! Por esto no podemos pasar por alto la técnica del cepillado dental, la frecuencia y nuestros hábitos alimenticios. Si eres de las personas muy disciplinadas en el área de la higiene, ¡bravo! Eliminamos un problema potencial que sólo hay que perfeccionarlo.

Nuestra alimentación juega un papel sumamente crucial para el desempeño de nuestro cuerpo. Siempre vivirán con nosotros bacterias de todo tipo, aquí la pregunta es: ¿qué tipo de bacterias son las que más alimentas? Un estudio del Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism encontró que, en las personas con alimentación deficiente, el alto índice en el consumo de carbohidratos desencadena la proliferación de microorganismos como las bacterias, los cuales son altamente dañinos para el tracto digestivo y producen acidez, olores y gases. A su vez, esto hace que nuestra digestión, riñones, hígado dejen de funcionar adecuadamente y puedan derivar en problemas mayores.

Otras condiciones como diabetes, uso de medicamentos que evitan la salivación, problemas en vías respiratorias como infecciones u obstrucción nasal o algún tipo de cáncer contribuyen con este maleficio.

Soluciones como una buena técnica de cepillado, uso de pastas dentales con triclosán y enjuagues bucales contrarrestarán parte del problema; la otra parte será, definitivamente, la alimentación. Evita comer en exceso carbohidratos, sodas, carnes rojas, alimentos procesados y cafeína, será de gran ayuda.

Se habla muy poco del equilibrio en la flora intestinal, pero recordemos que desde la boca empezará nuestra digestión. El consumo de la mayor cantidad de alimentos frescos y orgánicos, así como pre y probióticos, deberán formar parte e nuestro menú. Recuerda que somos lo que comemos, y en nada más puedo estar de acuerdo.

Dra. Lizbeth Infante
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