Por: Mauricio Cohen, Empresario, Emprendedor y Consultor en Desarrollo Organizacional
Estimados lectores, ahora que se llega el fin de año estuve pensando en compartirles cómo los judíos analizamos el año. Comenzaré por contarles que es muy adecuado hacer un Jeshbon Ha Nefesh (literal una cuenta) de cómo nos portamos el año pasado. Más allá de religiones, esta reflexión te ayuda a saber en qué o a quiénes les has fallado, y demás pendientes que puedas tener.
Una manera de entender a lo que me refiero es la siguiente historia. Un día un Jasid (hombre piadoso), se acercó a su Rebe (líder espiritual) para informarle que no estaba logrando hacer su cuenta. Se sentía casi sin actos malos y hasta sentía un poco de orgullo; sin embargo, eso no lo dejaba escribir su cuenta del año. Así que el Rebe le dijo: “anda y ve a esta cantina de la ciudad, y encontrarás a Moishe, es el dueño de la cantina, todos los años en este día en la noche después de cerrar el bar, hace su Jeshbon Ha Nefesh. Sólo te pido que te escondas para que Moishe no te vea y haga sus cuentas como siempre las hace”.
El hombre piadoso fue a la cantina, se escondió y espero a que Moishe empezara su cuenta. Moishe sacó una libreta del cajón hizo unas anotaciones, y prosiguió a tener un diálogo con el Creador. La conversación fue así: “Querido Dios, estoy terminando de hacer mis cuentas del año, en esta columna puse todos los actos buenos que hice durante el año, de hecho, cada día que transcurría los anotaba para no olvidarlos; en esta otra columna puse los actos que, digamos, no fueron tan buenos. En este otro lado puse todas las cosas buenas que me diste durante el año, y por último todas las cosas no tan buenas que me brindaste. Dios mío, hago la cuenta y me doy cuenta que estamos empatados. Entre lo bueno y lo no tan bueno que nos hicimos. Si te parece declaramos un empate, nos vemos el próximo año y volvemos hacer las cuentas”.
Así, de una manera súper inocente este señor, aparentemente simple, sin muchos conocimientos de religión hizo su resumen y llego a la conclusión de que estaban a mano. ¿Si tu hicieras este ejercicio cómo saldría tu cuenta? Olvídate si hay o no Creador simplemente en lo que te comprometiste contigo mismo, con tus familiares, esposa, hijos, amigos ¿Cómo salen tus cuentas? ¿Fuiste mejor o no?
Cuando ya tengas tu balance debes proseguir a pedirle perdón a todos a los que les fallaste. Normalmente este ejercicio es muy complicado y olvidamos a la persona más importante a la que seguro le fallaste más de una vez, uno mismo.
En el judaísmo contamos con un día dedicado a pedirle perdón al Creador por nuestros pecados o fallas como gustes llamarles.
Y de allí que es tan importante pedirte perdón a ti mismo, hacer tus propias cuentas, recordar esos sueños que tenías de chico, dónde los dejaste, ese compromiso que hiciste al principio del año y que no cumpliste. Una vez que haces este ejercicio de perdonarte, serás capaz de pedirle perdón a alguien más o estar en paz con el Creador.
Por lo que te invito a que hagas esta reflexión de analizar dónde estás parado y qué harás para mejorar, aunque sea un poquito.