En un panorama publicitario cada vez más dominado por la promesa de la Inteligencia Artificial, donde la creación de modelos y cuerpos digitales se vuelve una norma eficiente y barata, la reciente declaración de Aerie resuena con una nota de disidencia significativa.
La marca ha anunciado que prohibirá el uso de IA generativa para crear personas o cuerpos en sus campañas, reforzando su lema de ser «100% Aerie Real» y manteniendo el espíritu de su icónica campaña #AerieReal de 2014. Más que un eslogan de marketing, esta decisión puede interpretarse como una postura ética que va al corazón del debate actual sobre la autenticidad, la imagen corporal y la representación en la era digital.
El Cansancio de la Perfección Algorítmica
El compromiso de Aerie de «0% IA» no es solo una elección de producción; es un rechazo a la perfección algorítmica.
El auge de la IA generativa ha permitido a las marcas crear modelos que son, literalmente, impecables, moldeables a cualquier ideal de belleza o diversidad que se requiera en el momento. Si bien esto ofrece versatilidad, también corre el riesgo de saturar el espacio visual con imágenes que, si bien son diversas en apariencia, son uniformemente falsas en su origen.
El mensaje subyacente de Aerie es claro: un cuerpo generado por IA, no importa cuán «real» se diseñe para parecer, nunca tendrá la imperfección, la textura o la energía de una persona de carne y hueso. Al proteger sus campañas de la simulación, Aerie defiende un espacio donde las arrugas, las estrías y los cuerpos no hegemónicos no son efectos digitales, sino la prueba de la existencia humana.
Un Freno a la «Burbuja de Lo Real»
La promesa de Aerie se extiende más allá de sus propios canales. Al requerir que sus socias y colaboradoras también se comprometan a no usar IA para generar imágenes de cuerpos humanos, la marca está tratando de establecer un estándar de integridad visual en todo su ecosistema.
Esto aborda una preocupación creciente: la dificultad que tiene el consumidor para distinguir entre una imagen auténtica y una simulación convincente. Si cada marca comienza a mezclar lo real con lo simulado, la confianza del público en la representación visual se erosiona, creando una «burbuja de lo real» donde la autenticidad se vuelve sospechosa.
La decisión de Aerie actúa como un ancla en este mar de imágenes generadas, recordando que la representación auténtica no se trata solo de qué se muestra (diversidad de cuerpos), sino de cómo se crea (con personas reales).
Del Retoque a la Fuente
La campaña Aerie Real de 2014 fue fundamental para el movimiento de no-retoque. Dejar de usar Photoshop fue un acto de honestidad de post-producción. El paso actual de evitar la IA es un acto de honestidad de pre-producción y creación.
Si en 2014 la batalla era contra la modificación de la realidad, hoy la batalla es contra la invención de la realidad.
Al final, este movimiento de Aerie no es solo una estrategia comercial; es una reflexión sobre el valor intrínseco de lo humano en la publicidad. En una era donde las máquinas pueden replicar la apariencia de la autenticidad con una precisión inquietante, la marca opta por lo más difícil y valioso: el compromiso continuo de mostrar la belleza de lo que existe, tal como es, sin simulaciones ni perfecciones inventadas. Es una postura que celebra la energía de estar presente, y que quizás, invite a otras industrias a preguntarse: ¿qué estamos dispuestos a perder por la eficiencia de la IA?
