Donde el tiempo se detiene

Alexis Beard

En el extremo norte de la Isla Norte de Nueva Zelanda, la región de Northland despliega su belleza salvaje entre acantilados esculpidos por el viento, playas de arena rosada y bosques ancestrales donde aún se respira el alma maorí. Matauri Bay, con su horizonte abierto al Océano Pacífico, es un lugar donde el tiempo se diluye entre la bruma marina y el rumor de las olas. En este rincón remoto y sagrado se alza Rosewood Kauri Cliffs, un refugio de lujo que invita al viajero a habitar el silencio, el paisaje y la esencia misma de Aotearoa.

Este resort ocupa una finca privada de más de 2,000 hectáreas que se extiende hasta el mar. Entre pastizales ondulantes y bosques nativos, las suites se esconden en cabañas independientes que parecen formar parte del paisaje. Con interiores de inspiración colonial y detalles contemporáneos, cada habitación cuenta con chimenea, terraza privada y baños espaciosos que enmarcan vistas infinitas. Desde la ventana, se ve el verde desgarrado por acantilados y más allá, la línea azul del Pacífico.

La experiencia culinaria en Rosewood Kauri Cliffs es un homenaje al entorno. El menú cambia a diario y se sirve en espacios que invitan a mirar lejos: el comedor principal, la veranda o rincones privados al aire libre. La cocina privilegia ingredientes de temporada, productos orgánicos de cercanía y pesca local. Todo está pensado para que el sabor hable del lugar, sin artificios, con autenticidad.

El spa se encuentra en un claro del bosque, rodeado de árboles totara que custodian este templo de bienestar. Los tratamientos incorporan ingredientes autóctonos y saberes tradicionales, y cada sala tiene un patio privado donde se escucha el canto de los pájaros entre ramas. Es una experiencia sensorial, inmersiva y profundamente restauradora.

Más allá del descanso, este santuario ofrece exploración. El resort alberga uno de los campos de golf más reconocidos de Nueva Zelanda, diseñado por David Harman, con hoyos que bordean los acantilados y se enfrentan al mar. Con hoyos que bordean los acantilados y ofrecen vistas inigualables al Pacífico, jugar aquí es tanto un desafío deportivo como un deleite para los sentidos. Hay playas secretas a las que solo se accede caminando entre helechos, rutas de ciclismo, senderos que cruzan bosques y experiencias culturales que permiten acercarse al legado maorí desde el respeto y la escucha.

Todo en Rosewood Kauri Cliffs responde a una filosofía de lujo consciente. El uso de productos ecológicos, la reducción del plástico, la eficiencia energética y el compromiso con la conservación del entorno natural forman parte de su esencia. Aquí, el confort no está reñido con el cuidado de la tierra, sino que nace de él.

Rosewood Kauri Cliffs no es un simple hotel: es un lugar donde el lujo se siente como una caricia y la naturaleza como un hogar. Un refugio elegante y sereno, para quienes buscan volver a lo esencial, en uno de los paisajes más puros del planeta.