Elegancia nostálgica en Guadalajara

Por Melanie Beard

Una casa de los años cuarenta, con su elegancia nostálgica, que se entrelaza con una torre contemporánea que parece flotar entre reflejos, Casa Habita se alza en el corazón palpitante de la Colonia Lafayette. Un destino donde Guadalajara respira un aire distinto, más libre, más elegante; aquí me encontré con una pausa, una historia.

Casa Habita me abrió sus puertas como si me hubiera estado esperando desde siempre. Esta joya es un diálogo entre el pasado y el presente, un abrazo entre lo clásico y lo moderno. El primer paso dentro del lobby es una caricia: luz dorada, aromas suaves, una melodía que apenas se escucha pero que se siente en la piel. El bar, con sus tonos verdes y destellos de cobre, invita a quedarse más de la cuenta.

Dimore Studio ha logrado que ambos tiempos se reconozcan sin hablar, que convivan sin enfrentarse. Todo en Casa Habita es un equilibrio delicado entre memoria y novedad, entre el eco antiguo del mármol y el brillo audaz del metal. Al caer la noche, las lámparas encendidas proyectan sombras que bailan, como si el edificio mismo respirara.

El arte está en todas partes. En las paredes, en las texturas, en la luz que entra por los ventanales y transforma los colores a lo largo del día. La mañana es un susurro dorado; la tarde, un lienzo cálido que acaricia los pisos y los rostros.

El Patio Bar es el corazón abierto de Casa Habita. Es ahí donde los dos mundos —la casa antigua y la torre moderna— se encuentran y se reconocen. Una armonía sutil flota entre copas de mezcal y conversaciones que se alargan bajo el cielo tapatío. Las risas se mezclan con el murmullo del agua de la alberca, con la música que llega desde la terraza, con el aroma a madera húmeda y hojas recién cortadas.

En el restaurante el tiempo se disuelve entre copas de vino y conversaciones que parecen suspendidas en el aire. La comida, sencilla y perfecta, tiene ese toque de lo orgánico, lo hecho con alma. Cada plato es una historia de la tierra tapatía.

Aquí, la ciudad se siente joven, inquieta, llena de propuestas artísticas, cafés escondidos y boutiques que parecen secretos compartidos entre amigos. En Casa Habita, el bullicio se disuelve; el tiempo se ablanda. Es un refugio donde el diseño abraza el alma y la hospitalidad tiene un acento suave.

Desde la espléndida terraza de Casa Habita, miembro de Design Hotels, Guadalajara se extiende como un tapiz de luces y sonidos. La Colonia Lafayette, vibrante y creativa, late a pocos pasos.