México se destaca por sus grandes celebraciones, una de ellas es el tradicional Día de Muertos que se festeja el 1 y 2 de noviembre. La música, comida, bebidas y color que se vive durante esos días es un claro ejemplo de la cultura que disfruta este país.
Estos son los cinco lugares más representativos de estas fechas:
Isla de Janitzio, Michoacán
Es difícil describir con palabras lo que es el día de muertos en Janitzio. Todo empieza con el tañer de las campanas la víspera del día de muertos. Estas indican que las almas están listas para presentarse ante los vivos; mujeres y niños principalmente van apareciendo como sombras por las calles de Janitzio llevando consigo ofrendas, veladoras, velas y flores. Así como pan, dulces y otros alimentos que eran los favoritos de sus difuntos. Al llegar al panteón, montan verdaderos altares sobre las tumbas de sus seres queridos, se sientan a orar por sus muertos y a contemplar los cirios. De tanto en tanto se paran , se arrodillan, se persinan, rezan y vuelven a hacer el mismo ritual varias veces a lo largo de la noche.
San Miguel de Allende, Guanajuato
En San Miguel de Allende, Guanajuato la celebración del día de los muertos se remonta también a la época precolombina. Según las investigaciones hay registros de que este tipo de celebraciones se lleva a cabo desde hace más de 3000 años en diversas etnias indígenas de la zona.
Un lugar como San Miguel de Allende tiene también una forma especial de celebrar el día de muertos. Es en el Jardín principal en donde desde finales de octubre se empiezan a colocar coloridos y llamativos altares de muertos. Comercios, hoteles y restaurantes también hacen lo propio y convierten a San Miguel de Allende en todo un camposanto que espera la visita de las ánimas para celebrar con los vivos.
Huaquechula, Puebla
Huaquechula, Puebla es una comunidad indígena ubicada en las inmediaciones de la Sierra Mixteca y el Volcán Popocatépetl. Aquí se lleva a cabo una de de las celebraciones del día de muertos más especiales en México. Sus blancos y monumentales altares son una mezcla de tradiciones prehispánicas y católicas. Estos son dedicados principalmente a personas fallecidas recientemente.
Todo empieza con las campanadas del templo a las 2 de la tarde del 1 de noviembre. El camino de los muertos es guiado por caminos hechos con pétalos de flor de cempasúchil previamente bañados en agua bendita. En las casas donde se encuentran los altares se llevan a cabo pequeñas ceremonias con incenso y copal para recibir a los muertos. A las casas pueden entrar otras personas, estos se colocan al pie del altar ya sea para reflexionar u orar. Después de que termina la visita, el dueño invita a quienes han visitado “al difunto” a comer, el menú puede ser desde tamales, mole, carne, algún guiso, o champurrado. Así pasa el día, hasta bien entrada la noche.
Xcaret, Riviera Maya
El Festival de Vida y Muerte de Xcaret es todo un programa de actividades en torno a la celebración del Hanal Pixán, (comida de las almas), una celebración de influencia maya que se celebra a partir del 31 de octubre, que es el día en el cual se honran a los niños, el 1 de Noviembre a los adultos y el 2 a todos los santos. Este festival se lleva a cabo dentro de las instalaciones del Parque Xcaret, tiene actividades para niños, jóvenes y adultos. Cada año, hay un programa diferente, pero siempre conservando la esencia del Hanal Pixán.
San Andrés Mixquic, Ciudad de México
Se encuentra al sureste de la ciudad, durante las fechas de muertos es en su famoso atrio – panteón, el único en la Ciudad de México, es donde se lleva a cabo toda la magia. Cada año miles de visitantes de diferentes partes llegan a festejar a los difuntos y dispuestos a admirar una celebración llena de valores familiares, históricos y culturales que debe prevalecer como esencia más que de muerte como de la vida misma del mexicano.
El día de muertos pasa entre música de mariachis, altares, concursos de calaveritas literarias, comida, cortejos fúnebres y gente orando hacia los panteones. Por todos lados cirios y veladoras abren paso para que ánimas lleguen al mundo de los vivos para saludarnos y disfrutar de las coloridas ofrendas dispuestas para ellos.