Por Melanie Beard
Hay noches que comienzan con el tintinear de una copa y terminan con el alma encendida. Noches que se quedan grabadas no solo en la memoria, sino en los sentidos. Así fue la apertura de Casa Prime, un nuevo templo del fuego y la carne que llega a Santa Fe para redefinir la experiencia gastronómica de alto nivel.
Desde el momento en que crucé su puerta, supe que se trataba de una declaración de amor a la gastronomía bien hecha. Las luces eran suaves, casi susurrantes, y la madera respiraba con el ritmo pausado de las brasas. El ambiente envolvía con una calidez casi hipnótica, donde cada detalle —el cuero, el metal, el murmullo de las copas— parecía formar parte de una coreografía perfectamente ensayada.

Casa Prime seduce desde el primer instante con su estética contemporánea y su elegancia discreta, y por el aroma inconfundible del carbón, ese perfume ancestral que despierta el apetito y la emoción. Aquí, el fuego es un lenguaje. Y cada plato, una conversación entre la técnica, la pasión y el tiempo.
La cocina de Casa Prime rinde culto a la carne, y lo hace con una precisión casi poética. Los cortes —prime rib, tomahawk, rib eye, porterhouse— son tratados como piezas únicas, escogidos por su origen, marmoleo y maduración. En la parrilla, cada uno encuentra su destino: el calor justo, la distancia perfecta, el instante en que la grasa se funde y libera su magia. Las brasas crepitan con ritmo propio, mientras los chefs, verdaderos artesanos del asado, ejecutan su labor con la serenidad de quien conoce los secretos del calor. El resultado es sublime: carnes jugosas, selladas con maestría, donde la textura y el sabor alcanzan un equilibrio que solo se logra con experiencia y respeto por el

La propuesta de Casa Prime trasciende el plato. Su coctelería es una extensión natural de su filosofía: equilibrio, carácter y creatividad. Los tragos aquí son verdaderas piezas de autor. Probé uno que llevaba mezcal, cítricos y un toque de chile ahumado: una mezcla que evocaba un atardecer mexicano, con notas dulces y un final ligeramente picante que dejaba una sonrisa en el paladar.

El vino, por supuesto, tiene un papel protagónico. La cava de Casa Prime es una joya en sí misma: una selección curada con precisión, donde conviven etiquetas del Viejo y del Nuevo Mundo, destacando cepas que acompañan con elegancia la intensidad de la parrilla. Tintos potentes, Malbecs envolventes, Cabernet Sauvignons de carácter… cada vino ha sido elegido para armonizar con los sabores de la casa.
Aquí, la atmósfera es un elemento esencial; la iluminación cálida, las texturas naturales y el diseño contemporáneo crean un espacio que invita a quedarse. La música en vivo añade el toque perfecto: dos voces que se entrelazan suavemente con el tintinear de las copas, generando una energía vibrante, sofisticada, profundamente humana.
Conversar con los fundadores es entender la esencia de Casa Prime. Ellos hablan del fuego con la devoción de quien lo respeta y lo comprende. Su visión fue clara desde el principio: crear un espacio donde el arte de asar y el placer de compartir se unieran en equilibrio perfecto. Crearon un punto de encuentro, un lugar donde el tiempo se detuviera entre un brindis y otro. Y lo lograron. Casa Prime celebra la vida, la amistad, la conversación pausada y el gozo de una mesa bien servida. Cada detalle, cada aroma, cada sonido, construye una experiencia que trasciende lo gastronómico para convertirse en memoria.
