Dice el sabio refrán: “Ahogado el niño, se tapa el pozo”, o bien, valoramos sólo aquello que vemos perdido. De ahí surge la duda de ¿por qué mejorar mis finanzas en plena crisis?
La belleza de la vida radica en los contrastes, en mantener el equilibrio en la balanza. En ocasiones estaremos arriba, otras abajo. Pero solo tocando el extremo de uno de los polos es como logramos percibir la belleza del lejano horizonte.
No soy experta financiera, pero esta reflexión querida lectora viene desde mi experiencia como terapeuta y mentora en Liderazgo Emocional, donde en mi propia historia lo más importante fue transformar mis paradigmas y emociones relacionadas con el dinero, las finanzas, el ahorro y la inversión, en general con la riqueza.
¿Por qué hoy en plena crisis global de salud y económica te invito a mejorar tus finanzas? Más allá de lo que pensaríamos que lo obvio sería cortar gastos, ahorrar y limitarse, es una oportunidad para mirar tus resultados y transformar el origen que no está en la acción, sino en el pensamiento condicionante y la emoción anclada a nuestro comportamiento.
Mucho tememos a la palabra crisis o caos, pero en realidad crisis viene de la raíz griega “krino” que significa: decisión. Imagina cómo sería tu vida si asimilaras la crisis como esta gran oportunidad para reencontrarte contigo, es una invitación a tomar decisiones, para ir hacia tu mayor potencial de expansión.
En el equilibrio perfecto de la vida todo es cíclico, es necesario para parar, observar, reflexionar y aprender a gestionarnos desde el amor propio con el dinero como una energía, como una herramienta de sustento que permite brindar una vida plena, saludable, abundante y próspera.
Las cuatro personalidades del dinero son: gastador, ahorrador, evasivo o monje y nos brindan una perspectiva de cómo nos relacionamos emocionalmente con él pero también cómo podemos administrarlo y cuidarlo, a través de reconocer que todo esto son sólo creencias, patrones y conductas aprendidas de las personas que nos educaron o tuvieron mayor influencia en nuestra vida. Pero si es una actitud, se puede reaprender y mejorar, todo es cuestión de constancia y perseverancia.
Confieso que mucho tiempo estuve en el evasivo y éste es más complejo porque no lidia con la realidad, es una forma de parálisis por el miedo, angustia e incertidumbre que tal vez vivimos de pequeños ante una situación que nos parecía imposible de afrontar, por tanto, prefiero evadir, pero caigo en el error de no reconocer o aceptar mi estado financiero para mejorarlo o potenciarlo.
No se trata de temer a las crisis, es aprender de ella y tomar firmes y claras decisiones que marquen el inicio de una nueva etapa de nuestra vida hacia la expansión y prosperidad.