Por: Cecilia Andreu
Son figuras de autoridad y respeto, pero también de ternura y cariño. hoy, ser papá es un lujo en extinción.
Cada día vemos más ejemplos de “mamás luchonas” que hacen una gran labor para sacar adelante a sus hijos y hasta crean algún proyecto empresarial o fuente de ingresos, convirtiéndose en padre y madre a la vez. En muchos casos, los hijos se tienen que volver más autosuficientes y desarrollan habilidades inimaginables que logran un equilibrio en la familia para cubrir “la ausencia de papá”. A la par, cada vez son más los casos de mujeres que deciden embarazarse sin necesidad de tener una relación de pareja y conciben un hijo a través de un laboratorio de fertilidad. El papel del padre, actualmente, queda relegado y hasta cuestionado socialmente.
Es entonces cuando uno se da cuenta de que tener un padre puede convertirse en un lujo en extinción. Y es ahí donde el duelo por mi padre fallecido a mis 8 años cobra sentido, pues puedo detectar que la presencia de un padre no sólo es sumamente valiosa en lo funcional, sino irremplazable en el aspecto existencial, espiritual y afectivo.
En una relación entre padre e hijo, la función del primero implica autoridad, disciplina, jerarquía, respeto y objetividad, entre otras tareas; pero, lo que realmente se extraña de un padre es la ternura, la complicidad, la admiración, el cariño y la convivencia que provoca, en los casos más afortunados, el haber tenido la oportunidad de experimentar este vínculo y poder festejarlo a lo largo de la vida, incluso cuando ya no está. ¡Feliz día a todos los papás!
Cecilia Andreu MerelesPsic. Psicoterapeuta con música y mandalaswww.ceciandreu.com |