Se necesitan sólo un par de horas en Seattle para quitarse de la mente el estereotipo de que es una ciudad gris, llena de edificios y donde siempre está lloviendo.
Al caminar por sus calles o hablar con sus habitantes resulta imposible no contagiarse de su amor por la música, adoptar su cultura cafetera o compartir el orgullo e interés que tienen por la aviación.
Ubicada en el noroeste de Estados Unidos, la mejor manera para conocer la urbe es iniciar por Belltown, uno de sus barrios más conocidos, muy cerca del Downtown.
Emana una vibra especial, relajada, tal vez provocada porque en cada esquina se encuentra un músico callejero.
Suena desde blues, jazz, hasta por supuesto un poco de grunge. Para aquellos que no lo saben, en Seattle nació este género a finales de los 80.
Sus habitantes lo dicen sin reparo: “somos amantes de la música”, tanto, que cuenta con su propio museo dedicado a ella. El EMP (Experience Music Project).
Fue construido por Frank O. Gehry. Su estructura es única, compuesta por 21 mil tejas de acero inoxidable y aluminio.
Melómano o no se disfruta recorrerlo. Al estar rodeado de bajos, guitarras, escuchar de fondo AC/DC o Metallica, curiosear por sus exposiciones a Jimi Hendrix o Nirvana se siente una emoción especial en el estómago, como si se estuviera en el concierto de la banda favorita.
A unos pasos del museo, se encuentra la Aguja Espacial, ícono de la ciudad. Mide 184 metros de altura y cuenta con un observatorio desde donde se obtienen bellas panorámicas de la ciudad y de la Bahía de Elliott.
La visita por la zona hay que completarla con una escala en Chihuly Garden and Glass. Cuenta con varias galerías y un enorme jardín con piezas de vidrio soplado. La pieza central del lugar es Glasshouse, en donde decenas de flores de vidrio en tonos rojos y amarillos que cuelgan del techo.
El otro gran orgullo de la gente de Seattle es su amor por el café. Tienen infinidad de cafeterías, especialmente Starbucks.
En 1971 en esta ciudad se creó esta conocida empresa, y existe una sucursal que presume ser la primera de la cadena, se ubica en la zona de Pike Place Market, uno de los mercados más visitados por locales y viajeros.
Sin duda Seattle es una metrópoli que hay que visitar por lo menos una vez en la vida.