En mi día a día, trabajo con diamantes de todos los cortes, estilos y tamaños, que alguien pueda imaginar.
Estas piedras preciosas son increíblemente interesantes, para empezar, son el mineral más duro que existe en la tierra, es tan resistente que podría decirse que es indestructible; de hecho, su nombre en griego significa invencible. Y no solo son los más resistentes, también son la piedra más bella y valiosa del mundo.
Por ello, un anillo de compromiso con un diamante tendrá la “promesa” de que el matrimonio será inquebrantable y para toda la vida.
Lo más increíble que hay alrededor, es el proceso que hay detrás de esta gema para montarla en piezas de joyería, ya que antes de esto es a simple vista una piedra, pero tallada de la forma correcta llegamos a ese brillo tan espectacular, único y emblemático de los diamantes.
En mi experiencia trabajando con los mejores gemólogos, he aprendido que, al igual que una huella dactilar, cada diamante es único, con características distintivas que los hacen adquirir más o menos valor. A estas características se les conoce como las “4C”, siglas en inglés de Carat (Peso), Colour (Color), Clarity (Pureza o claridad) y Cut (Talla o Corte), y son los estándares de calidad de diamantes reconocidos mundialmente
Lo ideal sería que estas cuatro características fueran excelentes, pero la realidad es que podemos sacrificar unas por otras, para tener el diamante ideal para cada persona que se acerca a nosotros. Por ejemplo, muchas veces nos podemos dejar ir solo por los carats, pero desde mi punto de vista, el corte debería ser el foco principal durante la búsqueda, pues sin duda es la característica más importante de las 4C. La simetría, las dimensiones y el pulido lo determinan. Si un diamante no se corta bien, se verá opaco.
La segunda “C” más relevante para mí sería el peso; la realidad es que algunas características como el color y la claridad, no son notables a simple vista, por lo que se pueden sacrificar para obtener una piedra de mayor tamaño. Por ejemplo, con cortes como el oval, podemos disfrazar un poco al ojo humano las inclusiones que un diamante puede llegar a tener y dar la ilusión de que la piedra es aún más grande.
Según las estadísticas, un novio promedio pasa cerca de tres meses buscando el anillo ideal, visitando hasta cuatro tiendas y viendo más 27 modelos.
Sabiendo la importancia de elegir el diamante perfecto, yo como Diamond Expert en Dídiamant, busco involucrarme en esas increíbles historias de amor, conocer a los novios y ayudarlos a encontrar el anillo de sus sueños.
En Dídiamant buscamos convertir cada pieza en una obra de arte que englobe la historia que cada quien desea contar. Que mi trabajo sea cumplir sueños, lo vuelve el trabajo de mis sueños.
Paulina Santos
Diamond Expert en Dídiamant