Burbujas de viaje ¿solución al turismo?

Baruch Díaz – Jefe de la Clínica del Viajero UNAM.

La industria del turismo ha sufrido una parálisis casi completa y sin precedentes debido a las duras y prolongadas restricciones de viaje cuyo objetivo es frenar la velocidad de propagación del Covid-19.

Estas medidas restrictivas tienen una par de razones que dificultan al sector regresar a una normalidad y obligan a replantear la forma de viajar.

La primera es disminuir la movilidad, misma que ha demostrado ser efectiva para evitar que los servicios de salud se saturen y la segunda es eludir la concentración de personas, incluidos los turistas en los espacios comunes, lo que ha dado un beneficio adicional para que no se propague esta enfermedad.

Ante el enorme desafío que representa la reactivación del turismo y con ello la movilización de un sector importante para la economía mundial se han planteado varias estrategias novedosas como las burbujas de viaje y corredores, líneas verdes, pruebas y cuarentenas.

La más avanzada y con mayor factibilidad en el corto plazo tiene que ver con la posibilidad de establecer regiones en el mundo libres de Covid-19, esta estrategia se planteó a mediados de mayo para la región de Australasia con el nombre de “trans-Tasman Covid-safe travel zone” o Burbuja de Viaje para Australia y Nueva Zelanda, así como la región del Mar Báltico denominada “Baltic bubble” y que comprende a Lituania, Estonia y Latvia.

Las burbujas de viaje son regiones geográficas con una muy baja o nula transmisión de SARS CoV 2, virus causante de la enfermedad Covid-19. Mediante acuerdos migratorios, se imponen fronteras sanitarias estrictas para la entrada de personas provenientes del exterior y con libre tránsito dentro de los límites geográficos acordados.

Para la burbuja del Báltico se autoriza la entrada de todos aquellos viajeros provenientes de países en la Unión Europea con una incidencia menor a 25 casos por 100 mil habitantes, durante las últimas dos semanas (para el 3 de julio México reportó 57 casos por 100 mil habitantes en los últimos 14 días).

¿Cuáles son las ventajas de establecer una burbuja de viaje?

La reactivación de la movilidad a corto plazo y por ende de la economía, incluyendo el turismo.

Así como la expansión hacia las regiones contiguas, ya que entre más grande sea la burbuja mayor número de habitantes serán beneficiados en el menor plazo posible. Por ejemplo, la burbuja del Báltico estaría considerando adherir a más países de la Unión Europea dentro de los cuales se contemplan a Polonia, Finlandia y Noruega.

¿Existen otras burbujas de viaje?

Hasta el momento el único proyecto en curso es el de Nueva Zelanda y Australia, que ya se encuentra en etapas avanzadas para su implementación; sin embargo, el reciente brote en Melbourne que ha puesto en cuarentena a más de 300 mil australianos significa un retraso en su implementación y con ello la pérdida de la temporada de vacaciones de verano para la región.

Algunas reflexiones sobre las burbujas de viaje y los determinantes sociales de la salud en las poblaciones han mencionado el impacto negativo que tendría la exclusión de algunos países, sobre todo, con economías medianamente o pobremente desarrolladas, para su acceso o incluso su implementación.

Es evidente que la posibilidad de una región o país para implementar una burbuja requiere de una gran inversión en la cantidad de pruebas diagnóstico, que permita detectar de forma temprana brotes por Covid-19 y de esta forma poder contener y controlar las epidemias de la región con una mayor velocidad.

Inversión a la cual no pueden acceder los destinos turísticos de los países con menos recursos.

Una enorme desventaja de la burbujas de viaje tiene que ver con los requisitos sanitarios impuestos, ya que en caso de no ser ciudadano o proceder de alguno de los países considerados libres de restricción, se deberá permanecer en cuarentena por 14 días, lo que se vuelve poco práctico para los viajes de turismo o en masa y representa un reto para los viajes por negocios.

Hasta el momento no existe suficiente evidencia científica para apoyar o censurar por completo las restricciones de viaje, los filtros sanitarios y suspensión de vuelos como medidas efectivas en el control y mitigación de los daños causados por la pandemia.

Sin lugar a dudas, la presencia global del SARS CoV2 por lo siguientes años obligará a replantear la forma en la que experimentamos los viajes e impactará no sólo en los patrones de viaje sino en la percepción de la seguridad de los destinos.

Hasta que la humanidad no sea capaz de desarrollar una vacuna o cura efectiva y segura seguiremos adaptando nuestra realidad actual hacia una nueva normalidad en la que la salud será la prioridad y un factor esencial en la decisión sobre el destino a seleccionar y nuestras posibilidades de viaje de acuerdo con la salud colectiva de nuestra comunidad de origen y destino.