No eres la única persona que sufre de ansiedad al viajar. El estrés de empacar, los trámites de documentación, los retrasos en los vuelos, el espacio reducido en los asientos del avión, los olores… podemos seguir sumando factores a esta lista que nos generan incomodidad; sin embargo, existen muchas maneras de reducir este estrés.
Aquí te dejo una guía que te ayudará al momento de viajar:
- Organízate con tiempo. Así tendrás todo listo y unas horas antes del viaje no estarás preparando tu maleta.
- Viaja ligero. Te da flexibilidad poder moverte fácil con tu maleta. Ponte la meta de que todo lo necesario estará listo un día antes de tu fecha de salida.
- Haz tu check-in electrónico y revisa tus documentos. Esto te evitará filas delante de los mostradores.
- Sal con anticipación al aeropuerto. Es mejor que tengas tiempo para tomarte un café en paz antes del vuelo, que estar estresado por no llegar. Recuerda que no puedes anticipar la fila del check-in, ni el tiempo que tardarás en pasar seguridad.
- Hidrátate antes de viajar. Esto te ayudará a estar más cómodo en el vuelo. Cada vez dan menos servicios las aerolíneas, y no hay nada peor que estar muriendo de sed en medio del viaje.
- Llévate algo que te interese leer. El tiempo vuela cuando estás picado en la lectura. Si te anticipas a esto, disfrutarás del tiempo solo y aprovecharás para nutrirte con algún material enriquecedor. Descarga tu música favorita y ponte audífonos para que puedas enfocarte en tu lectura y no te distraigas con el ruido alrededor.
- Trata de dormir bien antes de viajar. Estar agotado es un catalizador de ansiedad.
Meditación para el despegue
- Ponte cómodo, con las plantas de los pies en el piso y sin cruzar las piernas. Descansa las manos sobre las rodillas. Cierra los ojos.
- Respira largo y profundo por la nariz. Deja que la lengua flote en tu boca.
- Al inhalar trata de alargar mucho la espalda, así fluirá tu energía por la columna y esto te ayudará a relajar tu sistema nervioso. Al exhalar, relaja los hombros.
- Repite cinco respiraciones largas y profundas, manteniendo tus ojos cerrados.
- Lleva tu atención a tu labio superior y percibe el aire fresco entrando por tus fosas nasales. Al exhalar, siente el aire tibio saliendo de tu nariz.
- Si tu mente está muy activa, no pasa nada, trata de concentrar tu atención en tu respiración.
- Respira sin esfuerzo, percibe los sonidos a tu alrededor y sigue respirando suavemente. Imagina que estás jalando el aire desde los pies, recorriendo tus piernas, llegando a la cadera. Al exhalar, deja que regrese el aire de la cadera, viajando por tus piernas hacia el piso, libera el aire por tus pies. No lo fuerces, simplemente jala energía al inhalar, y suéltala al exhalar.
- Ahora inhala y lleva el aire fresco hasta el corazón, y de regreso en la exhalación hasta los pies.
- Inhala, recorriendo todo tu cuerpo, desde los pies hasta la coronilla, y suelta el aire de regreso hasta los pies. Estás trayendo a tu cuerpo energía nueva y fresca, y liberando en la exhalación lo que puede estar estorbando. Continúa respirando. Si te distraes, regresa la atención a la respiración. Dentro, fuera.
- Cuando estés lista, empieza a mover los dedos de tus pies, y lentamente abre los ojos. Percibe cómo te sientes, nota la fluidez en tu cadera, suavidad en tu mirada y quietud en tu mente.
Alejandra Quintero
@alequinterooria
@mahatmexico
Namaste