Me abandoné” son las palabras con las que Loretta Valle describe su vida hace 10 años. Incluso ella misma asegura que en ese momento le parecía imposible que con el pasar del tiempo se convertiría en una mujer segura de sí misma, que siempre está sumando proyectos profesionales, y sobre todo, es libre.
Después de dejar un matrimonio que estuvo lleno de malos momentos, enfrentó una situación aún más difícil: el abandono de sus hijos.
“Cuando ellos decidieron que querían seguir su camino lejos de mí, me hundí, toqué fondo. No le encontraba sentido a mi vida, sentía una absoluta desolación.
“Me puse tan mal, que dos de mis primas y mi mamá me tuvieron que llevar en pijama al psicólogo, quien después me mandó al psiquiatra. Estuve con antidepresivos, y una cantidad inmensa de medicamentos. Además, no dormía y me la vivía fumando y tomando café”, recuerda Loretta en entrevista.
Con ayuda de la terapia, y con mucha determinación, Loretta cambió totalmente su vida. Fue justo en el dolor, donde encontró la fuerza para transformarse.
Entendió que sin importar donde estuvieran sus hijos, sería una mujer a la que admirarían, aunque fuera a la distancia.
“Agarré todo mi sufrimiento para hacer una transformación, decidí que lo mal que me sentía sería mi motor.
“Entendí que en algún momento mis hijos me iban a a voltear a ver, y con hechos les demostraría que soy una mujer respetable y trabajadora, que no bajo la cabeza”, comenta.
Como escritora y conferencista se ha enfocado en ayudar a otras mujeres más que a salir adelante, a valorarse a sí mismas.
“En la vida siempre habrá perdidas, eso debemos entenderlo. Pero lo importante es que enfrentemos el duelo, y entendamos que ningún trabajo, situación o persona es más poderosa que nosotras mismas.
“A veces nos aferramos por miedo, porque le entregamos nuestro poder y libertad a otra persona, y es entonces cuanto te quieres morir y ruegas que el pasado regrese”, explica Loretta.
Si bien Loretta no ha recuperado a sus hijos, eso no ha provocado que crea que vale menos. Al contrario, le gusta demostrar que, a pesar de los malos momentos, siempre se puede ser libre.
“Somos nosotros mismos los que nos ponemos barrotes, quienes nos limitamos y no permitimos disfrutar de la felicidad. Toda situación, buena o mala, son procesos que debemos enfrentar y que no importa el escenario siempre hay que renacer”, puntualiza en entrevista.