Durante varios años especialistas en Recursos Humanos y salud han hecho hincapié en la importancia de tener buenos hábitos alimenticios para tener una vida equilibrada, sana; y al mismo tiempo ser productivos; sin embargo, había sido un tema secundario en el desarrollo de los colaboradores en las empresas.
Con el home office se presentaron diversos cambios referentes a alimentación. Algunas personas modificaron su alimentación e incorporaron alimentos equilibrados, cambiaron sus hábitos en cuanto a la cantidad y horarios; así como incluyeron rutinas de ejercicios que mejoraron su calidad de vida; por otro lado, otras incrementaron hábitos negativos como comer comida chatarra, exceso de carbohidratos, sedentarismo, etcétera. Lo cual se reflejó en la productividad laboral.
“En la actualidad, la mala alimentación ha desencadenado un aumento en las enfermedades crónicas, en especial obesidad, que se refleja en disminución de la capacidad productiva de los trabajadores. Por ello, es importante que las empresas fortalezcan la política de responsabilidad social con acciones que promuevan y aseguren el bienestar integral de los trabajadores, siendo la alimentación una de las dinámicas centrales.” Afirmó Lysset Ramírez, vicepresidenta de Bienestar Nutricional de la Asociación Nacional de Bienestar y Desarrollo Organizacional (ASCEND).
La OCDE estima que para 2030, el 40% de los adultos mexicanos tendrá obesidad.
Algunas enfermedades derivadas de la obesidad como problemas cardiovasculares y diabetes continúan siendo de las principales causas de muerte, según un estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2020): La obesidad causa más de 300 mil muertes al año en México, de estas, más de 100 mil son por diabetes y más de 200 mil por enfermedades cardiovasculares.
Asimismo, La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE 2019) prevé la reducción de la fuerza laboral en México en un equivalente a 2.4 millones de trabajadores de tiempo completo por año, debido a que las personas con problemas de salud relacionadas con una mala alimentación tienen menos probabilidades de emplearse y tienden a ser menos productivas. Una alimentación deficiente afecta en la salud física, emocional e intelectual. La OCDE estima que para 2030, el 40% de los adultos mexicanos tendrá obesidad.
Los problemas de alimentación pueden ocasionar algunos síntomas físicos como cansancio excesivo, falta de reflejos, desinterés en el desarrollo de las actividades, alta irritabilidad, depresión, dolores corporales; además de bajo rendimiento. Esto provoca ausentismo, incapacidades, baja productividad e incrementa los costos en temas salud en la empresa y en el país.
“El sector empresarial es clave en el desarrollo de programas de bienestar nutricional para los colaboradores. En ellas está la posibilidad y la obligación de desarrollar políticas de bienestar que van desde la promoción de adecuados hábitos alimenticios hasta ofrecer a sus colaboradores una dieta balanceada en el lugar de trabajo. Esto además se reflejará en la mejora en las actividades laborales por parte de los trabajadores”, dice Irasema González, presidenta de ASCEND.
“Es importante que las empresas tomen acciones para mejorar el bienestar nutricional de sus colaboradores, para ello, se requiere iniciar con un diagnóstico del estado nutricional actual de los colaboradores, sus hábitos alimenticios y las opciones con las que cuenta para comer; una vez que se tenga esta radiografía se tendrán que implementar programas específicos para concientizar a los trabajadores sus familias sobre la importancia de una dieta balanceada y de esta manera ayudar a las organizaciones a generar ambientes de trabajo sanos y productivos”, concluye Lysset Ramírez.