La Nueva Paternidad

Si hablamos de la lucha feminista en México es evidente que ha librado varias batallas. Cerca de 1935, por iniciativa de María Refugio García se formó el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer. Su primer gran triunfo llegó en 1937, cuando el presidente Lázaro Cárdenas presentó una iniciativa ante el Congreso de la Unión para que se reconociera la igualdad jurídica de la mujer y se posibilitara su participación política.

El voto femenino fue conquistado, primero en el ámbito municipal, en 1947. Desde entonces se ha reconocido a las mujeres tanto por sus logros y talentos como en sus derechos y oportunidades; sin embargo, queda un largo camino por recorrer. En febrero de 2019 el Banco Mundial publicó un nuevo índice en donde se estima que a las mujeres sólo se les reconocen tres cuartas partes de los derechos legales en comparación con los hombres.

La lucha feminista, gracias a la cual las mujeres cada día son más participativas política y económicamente, ha cambiado los roles y replanteado tanto la paternidad como la participación de los hombres en el hogar. Según la Encuesta Nacional sobre el Uso de Tiempo (ENUT), los hombres invierten 12.4 horas semanales en labores relacionadas con el hogar, mientras que las mujeres invierten más del doble de ese tiempo, 28.8 horas semanales. Y aunque pareciera poco, hace años esto era impensable.

En generaciones anteriores con mucha frecuencia escuchábamos el típico: “¡Ya verás ahora que vuelva tu padre!” cuando una madre quería regañar a los hijos, y es que el padre (generalmente ausente) volvía del trabajo para imponer “la ley y el orden” en casa; mientras la madre se resignaba a “acusar” y esperar.

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Aunque en varias ramas del movimiento feminista NO se considera una figura paterna positiva (esto implica la simple presencia masculina), los hombres hemos replanteado los modelos “tradicionales” de paternidad -según lo veo- de las siguientes maneras:

    • ANTES DEL NACIMIENTO

Somos comprensivos y responsables, incluso más conscientes de la importancia de nuestro apoyo y participación en la salud prenatal.

    •  DIARIO, SIN EXCUSA NI PRETEXTO

Los nuevos padres nos involucramos en la alimentación, las desveladas, el cuidado, la estimulación y la educación de los miembros recién llegados a la familia.

    • PRESENCIA PERMANENTE E INTEGRAL

Procuramos demostrar nuestros gustos, sentimientos y emociones libremente. Celebramos logros, nutrimos y desarrollamos la parte afectiva, asistimos a las juntas escolares.

De acuerdo con un estudio realizado en la Universidad de Missouri, en Columbia, Estados Unidos, y publicado en una edición reciente de Journal of Family Issues, cuando los papás se involucran más con los hijos y toman parte en las tareas del hogar, el matrimonio es más estable y feliz.

Así mismo, se ha demostrado que una paternidad involucrada y compartida, en la que el padre es activo en el juego, los cuidados y la educación, y se muestra implicado emocionalmente, reporta numerosos beneficios para los niños (no sólo emocionales, sino sobre todo cognitivos) en comparación con los padres presentes, pero no involucrados.

Así que, mujeres -y hombres que por casualidad me lean-, la invitación se dirige a apalancarse entre los sexos para que, en vez de restar, potenciemos esta lucha por la equidad y el desarrollo de nuevas figuras parentales.Eliminemos de una vez por todas las ideas de que la crianza es exclusiva de la mujer,  hay que replantearnos (como siempre lo he dicho) esta lucha para permitirnos empoderarlas y seguir reivindicando juntos esta paternidad involucrada.

Mi nombre es Helios Herrera.

Piensa, reflexiona y actúa…