Por: Flor Arreola
Lacan decía que el deseo era el deseo del otro; el mensaje es que no siempre hacemos lo que nosotros deseamos si no, lo que los demás quieren.
Cotidianamente nos vemos adaptando formas, creencias, dinámicas, máscaras que no tienen nada que ver con nosotros, lo hacemos para ser aceptados, vistos y reconocidos, sentimos envidia, frustración, ansiedad, sensación de incapacidad y por supuesto nos sentimos vulnerables, nos hemos hecho viejos sin serlo.
¿Qué hacer para liberarnos del deseo del otro? Hay que trabajar cuatro áreas en nosotros mismos, una es la AUTOBOSERVACIÓN, una honesta revisión de nuestras creencias, sentimientos y pensamientos. Luego pasamos al AUTOCONOCIMIENTO, ir a nuestro submundo, revisar esos espacios psíquicos que rellenamos de contenidos que nos han bloqueado a lo largo de la vida; de ahí ya podemos ir a la TRANSFORMACIÓN, al haber hecho esto ejercicio de autoconocimiento y autobservación, comenzamos a quitar de nuestras vidas creencias, dinámicas, miradas, máscaras y emociones tóxicas.
Aquí que llega la REALIZACIÓN, la evolución psicológica de toda nuestras personalidad, buscamos ser más creativos, vivimos sin culpa, nos lanzamos a vivir desde nuestro deseo y proyecto de vida.
La libertad interior es un trabajo personal, íntimo y honesto, solo nosotros sabemos lo que necesitamos, al encontrarlo, al habitar en nosotros y lanzarnos al ejercicio de introspección, es que podremos vivir de forma menos dolorosa.
El presente nos está mandado un mensaje poderoso, ¡VIVE!