En Air Femme estamos muy contentos de presentar esta nueva sección: #Comunidad de Mujeres Viajeras
Un espacio para que nuestras lectoras compartan las experiencias y enseñanzas que les ha dado alguna travesía. Las invitamos a seguir recorriendo el mundo.
Por: Psic. Rebeca Mera, Instructora de Yoga
Viajar es una escuela de alto nivel, con maestros, enseñanzas, tareas y exámenes. Mucha gente se imagina un viaje al estilo Hollywood, lleno de romance, aventura y lindos paisajes. Pero lo que uno aprende viajando se vuelve invaluable y único.
Una de las cosas que he entendido en este camino del yoga y las travesías es que una vez que aprendo u obtengo un beneficio en mi vida, conlleva una gran responsabilidad.
Adquirir conocimiento, cultura, experiencia no es para andar alardeando o utilizarlo en contra de alguien. Por ejemplo, hay gente que aprende el concepto de karma y de inmediato lo utiliza para amenazar, diciendo o apuntando: “tendrá karma”.
Éste podría parecer un ejemplo tonto, pero pasa. Entre más conocimiento se adquiera por la vida, implica mayor responsabilidad, es decir, comportarse de una forma virtuosa, compasiva y humilde y obviamente ayudar al prójimo.
Sin embargo, ¿cómo está eso de la responsabilidad? Si vemos que alguien se encuentra en un estado de emergencia hay que dar, ayudar, acompañar. Sólo observar a una persona en apuros, no creo que sea muy bueno para nuestro círculo de vida.
En el caso de los beneficios que obtengamos de cualquier buen hábito o actividad que tengamos, como en mi caso el yoga, pues es lo mismo. Practicar yoga trae muchos beneficios tanto a nivel físico, mental y emocional. Hay una mayor armonía en las emociones, pensamientos y estado de ánimo.
Les cuento que mi cuerpo padece de artritis reumatoide. Fui diagnosticada hace más de 13 años. Pero desde que ya no tengo dolor y mi cuerpo se mueve sin problemas, gracias al yoga, mis decisiones han cambiado. Por ejemplo, en los estacionamientos si no tengo prisa, busco los lugares más lejanos, yo puedo caminar sin problemas y le dejo los lugares cercanos a quienes lo necesitan; si estoy en clase de yoga, me siento cómodamente en el piso sin recargarme en la pared.
Cada vez que puedo dono sangre, sin importar nada, es un lujo estar sano y donar se ha vuelto una obligación en mi vida. No importa para quien sea, la mayoría de las veces no conozco a los que solicitan donadores, simplemente voy.
Creo que es importante enseñar este tema de dar y ser responsable con lo que tenemos.
Los regalos de la vida no son sólo para que los disfrutemos, sino también para darlos, compartirlos. A veces, guardando silencio, ofreciendo el asiento, cantando o haciendo reír a otros.
Una sonrisa o una ligera plática a la mamá o papá que va estresado en el avión por primera vez con su bebé, le cambiará su realidad.
Comencemos a ser responsables de nuestra sabiduría y conocimiento.