Por: Cirze Tinajero
Es muy probable que para la mayoría de las viajeras recorrer el Estado de Veracruz signifique disfrutar el oleaje de sus playas, la intensidad de sus rápidos o bailar al compás del famoso son jarocho.
Sin embargo, en esta ocasión la propuesta es diferente.
Te invitamos a conocer sitios en las ciudades de Córdoba y Orizaba que guardan su propia magia y conservan la memoria de otra época. Resultan una perfecta excusa para pasar un fin de semana entre amigas o en familia.
Sólo hace falta decidirse para emprender la aventura en Córdoba, a unos 290 kilómetros de la Ciudad de México, y maravillarse con el pasado histórico que resguarda el primer cuadro de la ciudad; como ejemplo está el Portal de Cevallos, donde se firmaron los Tratados de Córdoba, en los cuales se acordó la independencia de México.
Y si bien el centro de la ciudad es perfecto para recorrerlo a paso lento, tomar un helado o fascinarse con la arquitectura de la Catedral de Córdoba, erigida en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción, vale la pena echar un vistazo al Museo del Café de Córdoba, que se encuentra a unas cuadras.
Museo del Café de Córdoba
Ahí verás una colección muy amplia de herramientas relacionadas con la cosecha del café, desde la época colonial y hasta principios del siglo XX.
Pero además de promover la historia de esta bebida en el estado, en el recinto hay un mural que recuerda la importancia que han tenido las mujeres en la cosecha cafetalera. Con trazos de Miguel Valiñas Otero, podrás admirar la imagen de La negra Moya, una mujer cordobesa, líder sindical y activista que luchó por los derechos laborales de las obreras.
Después podrás pasar a una degustación de café en el pequeño restaurante anexo al museo, donde reconocerás las notas y los grados de acidez de los granos que se cultivan en la región.
Pero Córdoba no sólo presume su pasado cafetalero…
En la ex Hacienda de San Francisco Toxpan conocerás el primer ingenio azucarero de la ciudad, que data de 1690.
Su patio empedrado aloja una enorme fuente que sigue en uso, pero no tuvo la misma suerte la chimenea que en sus buenos tiempos exhalaba grandes cantidades de vapor durante la molienda de la caña y la cristalización del azúcar, ni algunas pesadas columnas, arcos y paredes.
Sin embargo, los estragos del tiempo han dado un toque místico al sitio. Al recorrerlo pareciera que nos transportamos a alguna película de fantasía o a un cuento de hadas. Entre el musgo y la densa vegetación aparecen antiguas máquinas que fueron piezas fundamentales del ingenio azucarero y hoy son mudos testigos de su historia.
Aquí los atardeceres pintan el cielo en tonos azules o morados que quedarán grabados en tu memoria.
Con su propio glamour
A sólo 40 minutos en auto de Córdoba se encuentra Orizaba. Sus habitantes aseguran que las viajeras que se atrevan a explorar esta ciudad quedarán prendadas de su elegancia.
Muestra de ello es que en esta ciudad existe un Palacio de Hierro único, y nada tiene que ver con la famosa tienda departamental.
Se trata de un hermoso edificio que se alza frente a la Catedral de San Miguel Arcángel. Actualmente alberga el Museo del Futbol, el Museo de la Cerveza, el Museo de las Raíces de Orizaba (MURO) y una coqueta cafetería.
Luego de recorrer sus exposiciones o tomar un delicioso refrigerio, hay que conocer su historia. Esta estructura es desmontable, es decir que todas sus piezas, los herrajes, las paredes, los barandales y hasta las puertas fueron traídas desde Bélgica, y se armó en México a finales del siglo XIX.
Durante 97 años funcionó como Palacio Municipal, y ahora las viajeras pueden maravillarse con su arquitectura.
Y para seguir admirando esta ciudad vale la pena conocer su teleférico. Es el único del sureste del país, y conecta la Plaza Pichucalco con la cima del Cerro del Borrego.
Desde este punto se puede admirar el esplendor de Orizaba a 320 metros de altura sobre el nivel de la ciudad.
Aquí es cuando una siente que toca el cielo…