Volar: una experiencia Zen

¿Crees que es imposible? Te apostamos lo contrario, incluso si tienes que hacer largas escalas y viajar en clase económica. Aquí, cómo lograrlo.

  1. Masaje. Hoy en día, casi todos los grandes aeropuertos tienen espacios para el relax y tratamientos de belleza. En el de la capital mexicana, los Salones Premier de Aeroméxico prestan servicios de masajes descontracturantes gracias a una gran alianza con el Spa Desertika, con sucursales en varios puntos de la ciudad. Si te entregas a las entrenadas manos de sus terapeutas, te garantizamos que luego el vuelo se te hará mucho más ameno. Y si viajas hacia el Norte, en el de Logan (Boston), está Be Relax, un agradable Spa donde además de disfrutar de un facial o un pedicure, te apacharán con una sesión de aromaterapia. 
  2. Yoga. ¿Qué mejor que hacer un par de posturas yogui para bajarle unas rayitas a la ansiedad y subir al avión en modo relax? Para ello, muchas terminales aéreas han construido estudios de yoga. En el de Burlington (Vermont, Estados Unidos), por ejemplo, Evolution Yoga te presta, sin costo alguno, mats, almohadas de meditación y un entorno de colores suaves para que te relajes. En la misma terminal aérea, sobre el la terraza del estacionamiento –en el sexto piso-, hay un Green Roof, el rincón perfecto para bajar de revoluciones, respirar aire fresco y disfrutar de una vista agradable mientas esperas tu vuelo. Este roof top tiene plantas, tapetes, bancos y una mesa de picnic para que comas y bebas lo que quieras.                                
  3. Ejercicio. Para los que buscan ejercitar arduamente y caer luego rendidos en el asiento del avión, una opción es recurrir al gym de los hoteles de los aeropuertos. Te sugerimos el del Camino Real del aeropuerto de la Ciudad de México, que además tiene una alberca techada. Después de unas cuantas brazadas y una ducha caliente, dormirás como un angelito.                                                                                                                                                      
  4. Regaderas. Para muchos, el cansacion y el estrés se quita con un baño con agua caliente. Afortunadamente, hoy, la idea de bañarse en el aeropuerto no resulta absurda, pues hay clubes VIP con duchas y armarios. Recomendamos el del Salón Premier, en la Terminal 2 del aeropuerto Benito Juárez y, en el extranjero, el de Emirates en San Francisco, –si no se es socio, se puede pagar un pase por hora o día- . En Sudamérica, los aeropuertos de Lima y Guayaquil tienen regaderas por un precio accesible.                                                                    
  5. Descanso. Muchos pagarían fortuna con tal de tener una cama sin salir del aeropuerto ¿La solución? Un minihotel dentro de la misma terminal: Minute Suites ofrece cabinas con sofá, TV, escritorio y Wi-Fi. Se cobra 42 dólares la primera hora y 10.5 dólares por cada bloque extra de 15 minutos. Si se lo usa para dormir, resulta más conveniente que pagar el acceso a un lounge de una aerolínea. Lo encuentras en los aeropuertos de Dallas – Fort Worth, Filadelfia y Hartsfield Jackson, entre otros de los Estados Unidos. Mientras, en Barajas (Madrid), el hotel Air Rooms permite reservar habitación por un mínimo de cuatro horas –también noches completa, y estadías diurnas, entre las 10 y las 18 horas-, y duchas por 30 minutos, en baños bien equipados, que incluyen secadora de pelo, toalla y artículos de higiene.