Renunciando a ser multitask

Hoy en día las mujeres nos hemos ganado un lugar en la sociedad: somos madres, hijas, esposas, profesionistas… ¡y estamos orgullosas de ello!

Por: Eli Martínez

Entiendo perfectamente cómo te sientes, agotada y sin ver salida alguna. Me he preguntado: ¿qué hemos logrado con la liberación femenina? ¿Nos liberamos, o más bien nos esclavizamos? Vivimos con un exceso de responsabilidades y pocas gratificaciones. Interpretar el papel de mujer maravilla nos ha costado salud, bienestar y tiempo de calidad con nuestra familia, nuestras amistades e incluso con nosotras mismas, y sobre todo, mucha infelicidad. Y si una mujer no es feliz, díganme ¿cómo podrá nutrir a los que le rodean?

Vamos a los datos duros: para el INEGI, tres de cada diez mujeres mayores de 12 años con al menos un hijo vivo ejercen la maternidad solas. Entre las de 30-59 años, una de cada seis se encuentra sola, y casi la mitad de las mujeres arriba de 60 años lo están. Lo que muchas personas no saben es que, cuando una mujer se siente desprotegida, entra automáticamente en el estrés asociado con la no-supervivencia, que es el más básico y que además transmitirá a sus hijos. Incluso, muchas presentan el síndrome de burnout, caracterizado por estrés crónico, desmotivación y embotamiento emocional que va mermando paulatinamente la salud hasta llevarnos al colapso.

El Sunday Times señala en un estudio que entre más inteligente sea una mujer, menos ganas tendrá de casarse, porque no estará dispuesta a representar el papel de esposa tradicional. Así mismo, ellas tienen 40% menos probabilidades de contraer matrimonio cuando son exitosas, tienen estudios universitarios o de posgrado. En tanto, la ecuación para los hombres es la inversa. Cuánto más preparados estén y mayor cociente intelectual tengan, sus posibilidades de casarse aumentarán en 35%, en virtud de que el hombre exitoso prefiere una mujer que no priorice su carrera profesional. Así mismo, se siente inseguro ante una mujer a la que percibe como más inteligente y exitosa que él.

Sin embargo, en muchas de nosotras existe el anhelo de tener un compañero, ser tratadas con ternura, respeto, compromiso y madurez, pero ¿qué pasa con los hombres? La realidad es que nuestras polaridades femenina y masculina se están invirtiendo, las mujeres nos estamos masculinizando y los hombres feminizando. Si lo analizamos, en muy pocos años hemos asumido tareas nuevas que antes no nos competían. Entonces ¿qué hacer? ¿Tenemos que hacernos las tontas para ser atractivas? No, lo que necesitamos es volver a desarrollar nuestra polaridad para ayudar al sexo opuesto a desarrollar la suya, reconociendo que estamos para complementarnos, apoyarnos y crecer a partir de nuestras diferencias, en vez de competir y dividir. Beatriz Goldberg lo describe maravillosamente: “Ni fundamentalismo feminista ni justificaciones conciliatorias para el machismo, sino legítimo orgullo de ser mujer. La mujer hoy en día no hizo un buen negocio porque, en realidad, atiende muchos frentes y está muy exigida”.

Es tiempo de reencontrarnos y renunciar a ser multitask. Es tiempo de dejar de hacer para volver a ser, es tiempo de sentirnos orgullosas de ser mujeres y devolver un buen poder al hombre también. ¿Qué opinas?

Eli Martínez
Especialista en Empoderamiento Personal y Organizacional
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