Por: Catalina Parada
Actualmente, uno de nuestros grandes problemas como mujeres es mantener el balance en todos los aspectos de nuestra vida. Pareciera que, para ser exitosa debes sacrificar la vida personal o viceversa. No obstante, es vital la actitud positiva de cómo se toma la decisión y el momento de ser madre siendo profesional.
La actitud no debe ser de autocompasión, las mujeres somos muy fuertes y tenemos la facultad de enfrentar muchos retos al mismo tiempo, teniendo calidad en todo lo que hacemos. El embarazo, por ejemplo, suele ser abordado como si fuera una enfermedad, pero es sólo un estado fisiológico temporal, con muchísimos y difíciles cambios, pero es una maravilla de la vida para la cual sólo las mujeres estamos “diseñadas”.
Luego viene la cuestión del tiempo y cómo abordarlo siendo madre y profesional. Lo importante aquí es que tus hijos, en la medida que van llegando, se vayan adaptando a tu vida y no al revés. Un hijo es una personita, un hito importante en nuestras vidas, y como tal debe tomarse con responsabilidad, compromiso y pasión, pero sin dejar de lado nuestro ser. Somos madres y somos también mujeres con un proyecto personal y profesional que debe conciliarse, no enfrentarse.
Si tú como madre cambias o dejas todo para únicamente adaptarte a los hijos, simplemente pierdes tu vida. Tu rutina girará en torno de la siesta del bebé o al momento del baño, entonces el tiempo pasará y lejos de conciliar, balancear u organizar, estarás dejando o cambiando una cosa por otra.
Personalmente a cada uno de mis hijos, y son siete, los he adaptado a mi momento. Durante la lactancia, ellos van conmigo a donde debo estar por trabajo o por temas de la casa. En la medida que van creciendo el asunto es dedicar tiempo de calidad y hacerlos partícipes de nuestra vida profesional. Por ejemplo, a mi hijo mayor cuando yo trabajaba sólo como médico y estaba haciendo mi servicio social, él tendría como cuatro años, se iba conmigo a ver a mis pacientes, estaba en la consulta y participaba de cierta manera.
Cuando decidí crear una empresa enfocada en comunicación, hace 15 años, se requirió de dos necesidades fundamentales. La primera -que fue personal- era apostar por la familia; tener un lugar donde desarrollar las habilidades profesionales, sin dejar de lado a una familia y la atención que se necesita para hacerla fuerte y cercana.
La segunda fue buscar una oportunidad en el mercado. Las empresas necesitan tener una agencia de comunicación y relaciones públicas más personalizada, que brinde un real acompañamiento a los clientes para apoyar sus procesos de crecimientos, el desarrollo de sus negocios. Fue así como decidimos fundar Axon Marketing & Communications, hoy la primera multinacional latinoamericana de comunicación, relaciones públicas y marketing.
La vida personal y profesional han crecido de la mano conforme nos hemos consolidado en más países, Argentina, Colombia, México, Perú y Estados Unidos, también ha crecido la familia, con siete hijos.
Involucrar a la familia en tu crecimiento profesional hace más fácil y tranquila esa alternancia, este balance, esta conciliación. El asumir las responsabilidades profesionales sin agobio va de la mano con recibir las responsabilidades personales también de esa manera.
El apoyo que da tu pareja, tanto profesionalmente como con la familia, es fundamental, te deja crecer. Hay que ser abierto y sincero con tu aspecto familiar, cumpliendo en tiempo y forma con los resultados, de esta manera los clientes terminan valorando a la familia y respetando los tiempos. Todos en este mundo tenemos familia, y queremos pasar más tiempo con aquellos que queremos.
En nuestro lado como empresarios, y que vale la pena que más colegas -especialmente mujeres- se unan a esta filosofía es buscar un balance. Se valora tanto la productividad como el tiempo libre para nuestros consultores y sus familias o sus proyectos personales. Sabemos que si cumplimos horarios, si respetamos nuestros espacios personales y si damos resultados profesionales, la vida personal se va uniendo a la profesional, no porque tengamos como prioridad una vida personal quiere decir que no seamos exigentes con nuestra vida profesional.